Ahorro energético
Se entiende por confort térmico superficial a la sensación térmica percibida al tocar la superficie de un material, con independencia de la que realmente posee.
Esta propiedad es muy importante en el bienestar de los locales, ya que en definitiva la mayoría de las veces es un hecho subjetivo el que hace que se califique un local como confortable se ha observado que elementos constructivos con idénticos coeficientes de transmisión total del calor, tienen diferente confort térmico superficial, según sea el orden de colocación de los distintos materiales que lo integran. así se sienten como fríos al tacto, los metales, el vidrio, la cerámica, el mármol, etc., mientras que se encuentran como confortables, la madera, las fibras sintéticas, la lana, etc.
El confort superficial depende del denominado «coeficiente de penetración térmica» del material, de modo que cuanto menor sea éste, más confortable será el tacto de su superficie.
El coeficiente de penetración térmica, depende directamente del coeficiente de conductividad térmica, del calor específico, y de la densidad de cada material considerado.
Los revestimientos de yeso respiran como una auténtica piel, regulando la temperatura y activando la aireación del local.
El yeso debido a su microestructura porosa, formada por agrupaciones cristalinas aciculares de sulfato cálcico hidratado, es capaz de almacenar moléculas de vapor de agua en el interior de su masa cuando las condiciones ambientales presentan un exceso de éste, y de cederlas al ambiente cuando se modifican las condiciones
Al reducirse el contenido de vapor de agua del ambiente que rodea al yeso aseguran así un grado higrométrico equilibrado, absorbiendo rápidamente la humedad en exceso, para restituirla al ambiente cuando el aire está más seco.